El hipotiroidismo canino es una enfermedad endocrina que ha ganado relevancia en la atención de la clínica diaria, ya que el déficit hormonal crea muchos otros trastornos sistémicos tales como digestivos, neurológicos o cutáneos.

El diagnóstico se dificulta ya que no hay signos patognomónicos dado la variedad de sistemas que se ven afectados, así mismo no hay pruebas específicas para el diagnóstico de la enfermedad.

La ventaja que un diagnóstico acertado y el tratamiento adecuado e individualizado favorece enormemente la calidad de vida del paciente.

Fisiología de la tiroides

La tiroides es una glándula de funcionamiento complejo que interviene en la absorción y utilización del yodo, así como en el control, secreción y metabolismo de las hormonas tiroideas. El yodo que ingresa con la alimentación, tras su captación y metabolismo a nivel de los folículos tiroideos, da lugar a la formación de dos hormonas metabólicamente activas: triyodotironina (T3) tetrayodotironina o tiroxina (T4); Y una inactiva: 3,3' ,5 triyodotironina (rT3 o T3 reverse). Si bien la T4 es secretada en su totalidad por la tiroides, no ocurre lo mismo con la T3 y rT3, las cuales proceden en su mayoría de una deyodización de la T4 a nivel extra tiroideo.

Una vez en la circulación, para su transporte, las hormonas tiroideas deben unirse a proteínas específicas y solamente las pequeñas cantidades de hormonas libres circulantes resultan activas a nivel tisular. En el perro eutiroideo sano, aproximadamente el O, 1 % de la T4 sérica está en forma libre, mientras que para la T3 la fracción libre alcanza el 1%.

Causas

El hipotiroidismo se caracteriza por una disminución de la producción de las hormonas tiroxina (T4) y triyodotironina (T3) en la glándula tiroidea.

El origen de la enfermedad puede estar en la hipófisis -hipotiroidismo secundario por un déficit en la producción de tirotropina (TSH) o en la glándula tiroides (hipotiroidismo primario).

Se estima que en más del 95% de las ocasiones, el hipotiroidismo canino se debe a un hipotiroidismo primario adquirido que ocurre como consecuencia de una tiroiditis linfocítica, de una atrofia idiopática o, rara vez, de una neoplasia tiroidea. Como causas de hipotiroidismo secundario se han descrito las neoplasias y las malformaciones hipofisarias.

Diagnostico

El hipotiroidismo afecta generalmente a perros de tamaño medio o grande y algunas razas, como el Golden Retriever y el Doberman, están predispuestas.

La mayoría de los perros hipotiroideos son de edad media (4-10 años), aunque puede también afectar a animales más jóvenes o mayores. No hay una predisposición sexual definida, si bien los machos y hembras esterilizados pueden tener mayor riesgo de desarrollar hipotiroidismo.

Tiroiditis linfocítica: Aproximadamente el 50% de los casos de hipotiroidismo primario son debidos a una tiroiditis linfocítica. El aspecto macroscópico de estas glándulas puede ser normal o atrófico, si bien histológicamente se observa una infiltración difusa linfocitos, células plasmáticas y macrófagos. A medida que progresa la tiroiditis, el parénquima tiroideo es destruido y reemplazado por tejido conectivo fibroso.

Síntomas

Los signos clínicos clásicos son: letargia, aumento de peso, debilidad e intolerancia al ejercicio. Aunque el 40-50% de los perros hipotiroideos son obesos, el hipotiroidismo no es la causa más frecuente de obesidad en el perro, sino la sobrenutrición. Los perros hipotiroideos tienen un ritmo metabólico bajo que, en ocasiones, les lleva a buscar lugares cálidos. La gravedad de la sintomatología es variable y algunos pacientes permanecen prácticamente asintomáticos, lo que dificulta el diagnóstico clínico.

  • Sintomatología cutánea: Manto seco y mate, seborrea, alopecia en el tronco, “cola de rata”, comedones, hiperpigmentación o pioderma. Puede aparecer mixedema por acumulación de glucosaminoglicanos (ácido hialurónico) en la dermis, sobre todo en los párpados, mejillas y en la frente, lo que explica la expresión de” cara trágica” característica de la enfermedad.
  • Sintomatología neurológica: Los perros hipotiroideos pueden presentar síntomas neurológicos centrales o periféricos.

Una neuropatía periférica puede presentarse como debilidad, déficit de propiocepción o disminución de los reflejos espinales. Estos signos suelen ser reversibles con el tratamiento. También pueden ocurrir con menor frecuencia, alteraciones de los pares craneales (facial, trigémino y vestibulococlear).
La parálisis laríngea y el mega esófago también se han relacionado con el hipotiroidismo, si bien su respuesta al tratamiento del hipotiroidismo es variable. Un pequeño porcentaje de perros hipotiroideos presenta un cuadro clínico cerebral
(convulsiones o desorientación) que puede estar relacionado con arterosclerosis cerebral o con hiperlipemia grave. Los animales con coma mixedematoso presentan estupor, frecuentemente asociado a edema, hipotermia y bradicardia.

Pruebas de laboratorio

El hemograma, bioquímica y análisis de orina son útiles y necesarios por dos motivos:

  • corroborar la sospecha clínica de hipotiroidismo
  • descartar otras enfermedades concurrentes que puedan alterar los resultados de las pruebas tiroideas.

Entre un 30% y un 70% de los perros hipotiroideos presentan anemia leve, no regenerativa, normocítica y normocrómica. En la bioquímica sanguínea, la hipercolesterolemia y la hipertrigliceridemia son frecuentes (80%), aunque ocasionalmente observamos elevaciones en los niveles séricos de CK, LDH, AST, ALT y fosfatasa alcalina.

Pruebas de función tiroidea

Existe una gran variedad de pruebas para la evaluación de la función tiroidea en el perro, las principales son: tiroxina total (T4), tiroxina libre (FT4) y tirotropina (TSH).
Recientemente se ha descrito la utilidad de la ecografía y escintigrafía tiroidea en el diagnóstico del hipotiroidismo canino.

En un paciente con una sospecha baja de hipotiroidismo, es posible descartar esta enfermedad únicamente con una T4; mientras que para confirmar el diagnóstico es recomendable una combinación de pruebas (T4 y TSH o T4, FT4 y TSH) que aportan mayor especificidad que la medición única de T4.

Tiroxina total (T4)

La concentración basal plasmática de T4 es la suma de la fracción de hormona unida a proteínas y de la hormona que circula libre en sangre (0,1%). Existen varios métodos para la medición de la concentración de T4 en perro (RIA, quimioluminiscencia y ELISA) y todos ellos son fiables, pero los rangos de referencia pueden variar notablemente entre uno y otro método.

La T4 tiene una sensibilidad alta, ya que aproximadamente el 90% de los perros hipotiroideos presentan concentraciones bajas de tiroxina total. Algunos perros hipotiroideos, sin embargo, tienen una concentración de T4 en la parte baja del rango
normal.

La principal desventaja de la T4 es su baja especificidad, ya que aproximadamente el 30% de los perros enfermos tienen concentraciones bajas de T4; esto es lo que se conoce como síndrome del eutiroideo enfermo.

A mayor gravedad de la enfermedad, mayor probabilidad de encontrar una T4 baja en un perro eutiroideo enfermo (el 60% de los perros con enfermedades no tiroideas graves tendrán una T4 por debajo del rango normal).

TSH ENDOGENA:

La concentración de TSH endógena es de gran valor para evitar falsos diagnósticos de hipotiroidismo en perros eutiroideos con una concentración baja de T4 por enfermedades no tiroideas.

La mayoría (90%) de los perros eutiroideos enfermos tienen concentraciones normales de TSH, mejorando sensiblemente la especificidad de las pruebas de función tiroidea en el perro. Una T4 baja junto a una TSH alta confirma el diagnóstico de hipotiroidismo.

DIAGNÓSTICO POR IMAGEN:
Los perros eutiroideos presentan un parénquima tiroideo homogéneo e isoecogénico o hiperecogénico con respecto al tejido que lo rodea.

Sin embargo, los perros hipotiroideos presentan un parénquima más heterogéneo e hipoecogénico, un tamaño tiroideo significativamente menor y una cápsula tiroidea más irregular.

DIAGNÓSTICOS DIFERENCIALES:

  • HIPERADRENOCORTICISMO
  • HIPERESTROGENISMO
  • HIPERANDROGENISMO
  • DISPLASIAS FOLICULARES
  • ATOPIA
TRATAMIENTO Y CONTROLES

La dosis inicial de levo tiroxina sódica es de 20 μg/kg una o dos veces al día, aunque en pacientes con enfermedad cardiaca subyacente se debe comenzar con una dosis más baja.
Esta dosis inicial se ajustará en función de la respuesta clínica, evaluación de rangos de laboratorio (hemograma y bioquímica) y la concentración plasmática máxima de T4.

Estas revisiones se realizan una vez al mes, hasta tener una concentración normal u levemente hipertiroidea, a los 3 meses y posteriormente cada 6 meses. También es recomendable reevaluar a los pacientes un mes después de cada reajuste de dosis.

Por otro lado, si se encuentran concentraciones muy altas de T4 total, la dosis debe disminuirse un 25-50%, especialmente si el perro manifiesta signos de hipertiroidismo.

El primer síntoma de hipertiroidismo que aparece en perros es poliuria y polidipsia los cuales pueden ir acompañados de otros signos como pérdida de peso, jadeo, nerviosismo y taquicardia.

En pacientes con enfermedad cardiaca subyacente se debe comenzar con una dosis más baja.